Nadie podría imaginar que un simple silbato de juguete, podría ayudar a los phone phreaks a hackear las líneas telefónicas.
En los años 80’s la telefonía usaba la comunicación in-band, por lo que los tonos que marcaban los números y acciones pasaban por el mismo canal que el de la voz. Con esto solo bastaba replicar los sonidos de esos tonos para poder realizar llamadas a larga distancia gratis, evitar cobros, y alterar libremente todo el sistema.
Funcionaba con el silbato que venía de regalo en el cereal del Capitán crunch, pero también existían otros articulos especiales como la Blue Box, Black Box o la Red Box.
Un mundo lleno de aparatos que ponían en problemas a las compañías de teléfonos pero abastecía la curiosidad de algunos usuarios.